POR QUÉ CREO LO QUE CREO
POR QUÉ CREO LO QUE CREO
“y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios” 1ª Corintios. 2:4-5
La mayoría de las personas en el mundo no tienen ni idea de lo que realmente creen. Vivimos con una mezcolanza confusa de visiones del mundo. Algunos se guían por el materialismo, otros están dominados por el hedonismo y otros más se rigen por el pragmatismo.
Nuestro mundo necesita seguidores de Cristo que puedan explicar fehacientemente y con convicción su fe. Es más Dios espera que sepas no solo lo que crees sino también por qué lo crees. He aquí tres pautas para fortalecer nuestras convicciones.
1- APRENDE LA VERDAD:
Pregúntale a alguien “¿Qué es la verdad?” y de seguro que iniciarás una conversación interesante. Para algunos, la verdad es subjetiva. Pero la verdad es la autoexpresión de Dios. En Juan. 17:17 dice: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad”
La verdad solo existe en Dios. Por ello si estaré hablando de la verdad tengo que basarme en Su palabra. Todo argumento humano queda corto si no tiene como base la palabra de Dios.
2- FILTRAR LO QUE VEMOS, ESCUCHAMOS Y LEEMOS:
Si lo que vemos en la televisión, las películas y las redes sociales contradice lo que dice Dios, corremos el peligro de ser influenciados por esas voces. En Colocenses. 2:8 dice: “En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo”
Es posible que no nos demos cuenta de lo que hemos absorbido hasta que nos encontremos pensando o hablando de manera diferente.
3- DISCERNIR Y CONFRONTAR LO QUE ES FALSO:
No todo el que habla de Dios viene en el nombre de Dios. Hay muchos predicadores y charlatanes mentirosos sueltos en el mundo. En 2ª Pedro. 2:1 dice: “Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina”
Entiende que tu fe no está destinada a ser privada. Quedarse callado cuando uno sabe y conoce la verdad es ser cómplice de la falsedad. Debes estar dispuesto a discernir y enfrentar este desafío con la verdad en el amor de Cristo.
Es absurdo querer debatir y argumentar el concepto de la verdad si no se tiene como base la palabra de Dios, porque la verdad solo existe en Dios. El Diablo es el padre de la mentira. Por lo tanto, debo de conocer y aferrarme a la palabra de Dios para asegurarme de caminar en la verdad.
Todo lo que veo, escucho y leo afecta lo que creo. Debo de poner filtros a lo que ingresa en mi mente. Pues de la abundancia de mi corazón hablara mi boca.
Habiendo aprendido la verdad podemos rechazar la falsedad y el error. En el mundo veremos y escucharemos muchas falsedades. Te animo a estar atento y alerta para reconocer lo que es falso, luego rechazarlo y finalmente denunciarlo.